Atentado Rómulo Betancourt, sanciones OEA.

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Entre los venezolanos y los dominicanos hay vínculos históricos muy profundos creados en la mutua y permanente solidaridad que han desarrollado ambas naciones. Durante la tiranía de Juan Vicente Gómez, centenares de perseguidos políticos venezolanos encontraron refugio en nuestro país, y por igual, durante la dictadura de Trujillo muchos opositores de ese régimen fueron muy bien acogidos en la patria de Bolívar.

Rómulo Betancourt, por ejemplo, perseguido del dictador Gómez, residió en nuestro país entre 1928 y 1931 y al conocer del ambiente de terror que aquí se comenzaba a vivir, estrechó muy tempranamente vínculos con los opositores de Trujillo y cuando abandonó nuestro territorio brindó su apoyo a todos los esfuerzos del exilio dominicano para derrocar la tiranía. Idéntica actitud asumieron también, Rómulo Gallegos, famoso novelista que fue presidente de su país en 1945, Jobito Villalba, el poeta Andres Eloy Blanco, Miguel Ángel Capriles, los hermanos Machado, la familia Larrazabal y decenas de políticos e intelectuales venezolanos.

Esa conducta de Betancourt le convirtió en enemigo de Trujillo, quien permanentemente mantuvo una campaña de descredito en su contra, acusándole de ser el peor de los comunistas latinoamericanos.

El odio terrible que manifestaba Trujillo contra Betancourt y los líderes democráticos de esa nación, condujeron al sátrapa dominicano a establecer una estrecha alianza con el también tirano venezolano, general Pérez Jimenes, quien asumió el poder en su país mediante un golpe militar en 1952.

Por ese motivo, después del derrocamiento en 1958 de Pérez Jimenes, a quien Trujillo otorgó generoso refugio, cuando el líder del Partido Acción Democrática, luego de ganar las elecciones de 1959 asumió el poder por segunda vez como presidente de Venezuela el dictador dominicano se sintió amenazado y comenzó a organizar una acción terrorista para asesinar a Betancourt.

En los momentos en que los propósitos del dictador dominicano se planificaban, su régimen atravesaba una tremenda crisis, pues a causa de los crímenes cometidos contra los grupos expedicionarios del 14 de junio de 1959, la juventud dominicana intensificaba su oposición contra el dictador, e igual actitud asumió la Iglesia Católica. Y además, su aliado principal, Estados Unidos, ya le había retirado su apoyo, y varios emisarios, primero del presidente Eisenhower, y luego de Kennedy, le pidieron que se retirara del poder para permitir la apertura hacia la democracia.

Para llevar a cabo su plan contra Betancourt Trujillo contó con la asistencia de varios generales venezolanos refugiados aquí y de varios delincuentes civiles, todos amigos y beneficiarios de la dictadura de Pérez Jimenes.

La acción terrorista contra Betancourt, que envolvió la colocación de una bomba de alto poder explosivo controlada por medios electrónicos, cargada con 65 kilos de TNT, que debía explotar al pasar la caravana del Presidente de Venezuela por una de las principales avenidas de Caracas, (la Avenida de los Próceres), ocurrió exactamente a las 9:30 de la mañana del 24 de junio de 1960, ocasionando la casi total destrucción del automóvil presidencial, quien milagrosamente salvó la vida, pero con graves quemaduras en sus manos y parte del cuerpo. En el atentado murió el jefe de la guardia presidencial, coronel Armas Pérez y del estudiante Elpidio Rodríguez, quien coincidencialmente se encontraba en las cercanías del lugar. También resultaron heridos, el Secretario de Defensa, Josué López Henríquez y su esposa Dora, el chofer del presidente, Azael Valero, y otros miembros de la comitiva presidencial.

Al otro día del atentado el presidente Betancourt denunció ante la prensa y el pueblo venezolano que Trujillo era el autor del hecho y manifestó que su gobierno solicitaba de la OEA, que convocara una reunión de urgencia de los Ministros de Relaciones Exteriores del continente, para presentar allí las pruebas documentales que avalaban su acusación.

Pocos días después, el 3 de agosto, en una jugada política dirigida a confundir a la opinión pública internacional, tratando de mostrar que su régimen se democratizaba, Trujillo hizo renunciar a su hermano Héctor, que ocupaba la presidencia, y en su lugar fue situado, el Vicepresidente Dr. Joaquín Balaguer, principal ideólogo del régimen.

El 16 de agosto de 1960, en San José, Costa Rica, fue efectuada la Sexta Reunión de Cancilleres, que condenó a Trujillo como autor del atentado e impuso sanciones a su tiranía, que envolvían: • 1ro. Ruptura de relaciones diplomáticas de todos los países miembros de la OEA con la República Dominicana. • 2do. Interrupción parcial de las relaciones económicas, estableciendo a su vez la posibilidad, de acuerdo a las circunstancias, de ampliar tales limitaciones al intercambio comercial dominicano con las demás naciones de América.

Esa condena de la OEA al régimen de Trujillo originó el casi total aislamiento diplomático de la tiranía y repercutió a su vez profundizando la crisis económica y política que ya vivía el país, afectando seriamente el comercio, la industria y el suministro de combustible al transporte y a la generación de energía eléctrica.

En verdad, el régimen con tal condena entraba a sus días finales, pero el presidente nominal de la República, Dr. Joaquín Balaguer, no lo entendía así. Por ello en su discurso de rendición de cuentas del 27 de febrero de 1961, al tiempo que rechazaba por “injustas” las sanciones impuestas por la OEA a la dictadura de Trujillo, expresó:

“Los promotores de la confabulación de Costa Rica no contaron con que Trujillo se halla identificado con su pueblo y que entre él y la patria existe ese género de alianza que crea Dios entre las naciones y sus hombres providenciales”.

Noventa y tres días después de pronunciadas tales palabras, el dictador dominicano caía ajusticiado en la hoy autopista 30 de Mayo.

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